La tecnología reporta beneficios pero reconócelo, a veces padeces pereza digital
Admitámoslo, no es sólo pereza digital, hay más tareas que nos cuestan: hacer la declaración de la renta, acudir a la revisión del dentista, las visitas a la ITV que nunca nos vienen bien…
Pero, aunque sean gestiones que acometemos con tremenda desgana y, en muchos casos, con alguna que otra dosis de angustia, todos sabemos que tenemos que ponernos las pilas y realizarlas antes o después. Al fin y al cabo, derivan en un beneficio inmediato para nosotros.
Detengámonos un momento en estos casos. El primero, cuando se trata de hacer la declaración de la renta, si la hacemos tarde, implica seguramente hacerla mal, y es probable que perdamos dinero por el camino. Y si tenemos que contratar a un profesional a última hora, evidentemente nos cobrará un plus (por la sobrecarga de trabajo en fechas tan próximas a la establecida como límite). Si se trata de demorar nuestra revisión dental, por mucha ansiedad que nos genere, solo va a hacer que tanto la factura como el probable deterioro sean cada vez mayores. En el último caso que nombrábamos, si pudiéramos elegir cuándo pasar la ITV, los plazos serian mucho más distanciados. Eso evidentemente, multiplicaría el número de accidentes en nuestras carreteras.
En cada uno de estos ejemplos hay dos aspectos en común:
1- La pereza, o directamente el miedo a acometer una acción que en el fondo sabemos que es necesaria.
2- La pérdida de dinero que acompaña a no haber sido un poco más proactivo en hacer las cosas lo antes posible.
Entonces, ¿por qué no hacemos estas tareas cuando hay que hacerlas? Y, ¿qué tiene que ver todo esto con la informática? A la segunda pregunta le daremos contestación enseguida. En cuanto a la primera, la respuesta tiene un nombre claro: procrastinación.
Procrastinación: la enemiga insidiosa de la tecnología
Detrás de esta palabra tan rara se esconde algo que todos hemos hecho a lo largo de nuestra vida: demorar hacer algo hasta que ya no hay más remedio. Por lo general, esto suele tener consecuencias desastrosas. ¿Quién no ha «esquivado» estudiar para algún examen importante hasta un par de días antes? ¿Quién no ha esperado hasta el último momento antes de acudir al médico? ¿Quién no le ha cogido pereza a realizar la digitalización de su negocio? Así es, incluso siendo consciente de que gran parte de su competencia se beneficiaba de haber dado antes este paso.
Porque sí, los cambios dan miedo, y si son en nuestro negocio, más. Aunque también sabemos que, sobre todo en las empresas, quedarse atrás implica ser comido por nuestros competidores. Y quizás sean más jóvenes, pero seguro que también están más implicados en las Tecnologías de la Información.
¿Cuántos negocios han echado el cierre simplemente por no estar en Internet?
En un mundo cada vez más digitalizado e hiperconectado, a menudo no estar disponible para el gran público a golpe de ratón, puede implicar ser invisibles para nuestros clientes. Esto sin duda, es una crónica de una muerte anunciada. Puede que digitalizar nuestro negocio —sobre todo a partir de una cierta edad— nos dé una pereza tremenda, pero lo que es incontestable son las ventajas que aporta echarse la manta a la cabeza y acometer, por fin, aquello que llevamos demorando durante tanto tiempo.
Superar la pereza digital
Las ventajas de la digitalización tecnológica
Las buenas noticias son que de la pereza se puede salir. Unas noticias aún mejores es que las ventajas que trae actualizarnos digitalmente son enormes. ¿La mejor noticia? Que podemos delegar esta digitalización en manos de expertos que nos pueden ayudar a conseguir todas estas ventajas con el mínimo esfuerzo por nuestra parte.
Todo a mano estés donde estés
Atrás han quedado los tiempos en los que un incendio o una inundación podían acabar con años de actas y documentos. Ahora no solo podemos encontrar con un clic lo que antes tardábamos horas de minuciosa búsqueda entre polvorientos mamotretos, sino mucho más. Gracias a la nube tenemos toda nuestra información a salvo de accidentes naturales —o intencionados—, acceso desde cualquier parte del mundo y con la seguridad que nos otorga la más alta tecnología informática.
¿Y si nos llama un cliente desesperado mientras estamos de viaje por el extranjero?
Tienes la oficina en el portátil, puede que incluso en el móvil, y la solución a un par de golpes de ratón.
Y aunque seguridad, accesibilidad completa y capacidad de recuperar toda nuestra información ante posibles desastres sean un caramelo más que jugoso para convencernos de la necesidad de una actualización digital, no son ni mucho menos la guinda del pastel.
La tremenda mejora en la eficiencia a la hora de trabajar nos permite realizar una gestión del tiempo mucho más competente. Nos ahorramos horas y horas de procedimientos repetitivos o complicados que ahora podemos resolver en segundos desde nuestras suites informáticas. Desde la compartición de datos entre diferentes oficinas, a las múltiples herramientas de gestión online. Si hablamos del teletrabajo, lo facilita en muchos sectores que antes era complicado. El poder que nos dan tanto los diferentes SaaS («Software as a Service» o software como servicio) como la nube en general, se convierte de manera directa en una reducción de nuestro idle time —o tiempo muerto— y una mejora evidente en la eficiencia de nuestro trabajo.
Imprescindibles tecnológicos
El ahorro en tiempo (¡y energía!) que se consigue mediante una actualización digital de nuestra oficina no solo es inmenso, también es un requisito si queremos asegurar la viabilidad futura de nuestra empresa. En este mundo masivamente multi conectado, el que no está en cabeza de carrera, corre el peligro de quedarse descolgado para siempre.
Haz que este día sea el primero de un proceso de mejora continua. ¡Vence de una vez a la pereza digital y disfruta de la tranquilidad que da una oficina moderna y eficiente! ¿Hablamos?